La psicología al servicio de la mediación - Por Claudia Sciú


Mi tarea como mediadora en el Centro Judicial de Mediación de Córdoba me puso a recorrer el camino del campo jurídico. A lo largo de estos años aprendí mucho de los colegas abogados y siento que la mesa está asegurada en el orden legal tal y como debe ser en ese campo.
Los mediadores, con diversas profesiones de origen, estamos atravesados por ellas, y nuestra percepción de los conflictos está sin duda teñida por los “saberes y haceres” propios del campo del que provenimos.
Mi profesión de base, desarrollada en diferentes ámbitos y con diferentes roles, me puso en contacto con la tarea de conocer y comprender la existencia humana, materia propia para el ejercicio de la actividad como psicóloga.
Es mi intención, con estos artículos, hacer visibles los aportes que la psicología puede ofrecer a los mediadores para “comprender y comprenderse a sí mismos”, articulando así los aportes en la mesa de mediación.
Como si hiciéramos un viaje, propongo acompañarlos en un caminar por los diferentes paradigmas de la psicología, deteniéndonos en sus estaciones y tomar allí algún saber que sea un aporte valioso para la tarea de mediador. Los invito a detenernos en la primera estación:
Para simplificar las comprensiones, podemos sostener que la existencia humana se tramita mediante tres aspectos fundamentales: pensar, sentir, hacer; sencillo esquema y altamente complejo en su entramado. Veamos un poco de historia.
Desde los pensadores griegos hasta la mitad del siglo XIX -marco de la llamada psicología precientífica-, las comprensiones se centraron en el estudio y ciencia del alma.
En 1879, en el laboratorio de Wilhelm Wundt, nace la psicología como ciencia independiente de la filosofía, creando el primer laboratorio de psicología experimental, que trabaja sobre procesos mentales observables. A partir de allí comienza el desarrollo de la psicología como ciencia con sus diferentes corrientes, escuelas y sistemas.
Desde ese punto de partida, las corrientes de la psicología actual pueden agruparse en grandes pilares de saberes con sus postulados teóricos y sus consecuencias técnicas y metodológicas. Cabe reflexionar aquí: “Dime qué idea del hombre tienes y te diré cómo desempeñas tu profesión”.
Sigmund Freud desarrolla modelo teórico descriptivo y explicativo de los mecanismos, procesos y fenómenos implicados en la vida anímica humana.
Desarrolla “la teoría del inconsciente”, y expresa: “El psicoanálisis es la última en cuanto a fecha de las graves humillaciones que el narcisismo, el amor propio del hombre en general, ha recibido hasta el presente de la investigación científica.
Existió ante todo la humillación cosmológica que le infligió Copérnico, destruyendo la ilusión narcisista según la cual el habitáculo del hombre estaría en reposo en el centro de las cosas; luego fue la humillación biológica, cuando Darwin puso fin a la pretensión del hombre de hallarse escindido del reino animal.
Finalmente vino la humillación psicológica: el hombre que sabía que ya no es ni el señor del cosmos ni el señor de los seres vivos, descubre que no es ni siquiera el señor de su psiquis”.
El reflejo de estos saberes nos permite reflexionar acerca de nuestros propios aspectos inconscientes y el de las partes. Habitualmente, tomamos como naturales, ciertos y acertados nuestros modos de pensar, sentir y actuar. Es bueno saber que gran parte de dichas certezas emana y es producto de nuestro inconsciente que a modo de “caja negra” guarda dichos aspectos, lejos de nuestra razón. Conocer y aceptar esta región desconocida de nuestra psiquis es un gran aporte a nuestra tarea, tanto para el mediador consigo mismo como para las partes.
Reconocer que nuestro “modo de estar en el mundo” es en gran parte reflejo del inconsciente; y que al “suspenderlo” actuamos con la prudencia necesaria para que no opere en forma directa en la mesa. Alojar la percepción que las partes tienen del conflicto, libre del juicio del mediador, como primer paso; y el desafío por la vía de la reflexión a la que invita el mediador, como otro paso, habilitan a las partes a la construcción de las alternativas, como nuevos modos de percibir camino al acuerdo. Doble movimiento, suspensión de nuestra cosmovisión y aceptación de la de las partes, ejes de la neutralidad. En la siguiente entrega abordaremos las restantes corrientes.
Seguimos con el recorrido por los pilares básicos de la psicología contemporánea y su reflejo en la mesa de mediación. En esta estación visitamos a las orientaciones Cognitiva/Comportamental, Gestalt y Sistémica.
• Cognitiva/Comportamental. Recoge los aportes de distintas corrientes dentro de la psicología científica (referentes: Pavlov/ Skinner/ Thorndike/Wolpe/Beck).
El modelo acepta la tesis conductista en relación a que la conducta humana es aprendida, pero este aprendizaje no consiste en un vínculo asociativo entre estímulos y respuestas (Conductismo/ Pavlov) base de la corriente de referencia, sino en la formación de relaciones de significado personales, esquemas cognitivos o reglas. Destaca tres niveles: el cognitivo: cómo pensamos; el de emociones: cómo sentimos y el nivel conductual: cómo nos comportamos; y cómo cada una de estas áreas tienen influencia reciproca unas sobre otras.
Cuando en la mesa de mediación alentamos a las partes a cambiar la forma en cómo se piensa, trabajamos a nivel cognitivo.

La restructuración cognitiva es una estrategia general de esta orientación destinada a modificar el modo de interpretación y valoración subjetiva. La pregunta, herramienta esencial en nuestras prácticas, lo hace posible.
Como consecuencia de la re significación cognitiva se cambia el sentir -”nivel emocional”- y el actuar frente a una situación dada, -”nivel conductual”-. Esta corriente se centra en problemas y dificultades del “aquí y ahora”, busca maneras de mejorar el estado actual. Cuando en el rol de mediadores proponemos mediante el “dialogo socrático” cambiar el pensamiento acerca de algo o alguien o cambiar el comportamiento en relación a algo o alguien, estamos asentándonos en esta perspectiva
• La Gestalt. Nace en Alemania de principios de siglo XX (referentes Max Wertheimer, Wolfgang Köhler y Kurt Koffka), como un enfoque más humanizado, con el propósito de superar el enfoque del Conductismo. Su gran aporte, las llamadas Leyes de la Percepción, nos acercan a una concepción del ser humano caracterizado por su papel activo a la hora de percibir la realidad y tomar decisiones.
Según la Gestalt, todos creamos en nuestra mente imágenes más o menos coherentes sobre nosotros y lo que nos rodea, las que no son la unión de las secuencias de información que nos llegan a través de nuestros sentidos, sino consecuencia de nuestra significación -articulación de información que recibimos- más la interpretación que le asignamos. Cabe aquí mencionar a Balzac: “el problema no son las cosas, sino la percepción que tenemos acerca de las cosas”.
Desafiar la idea de la percepción significada como única, válida, cierta, en relación al conflicto de cada una de las partes, nos abre la posibilidad de un cambio de perspectiva/percepción/significación y hacer una buena exploración de los PIN (posiciones, intereses y necesidades), de las partes.

• La Sistémica. (referentes: Teoría general de los sistemas . Bertalanffy biólogo austriaco. Cibernética: N. Wiener EEUU. Teoría de la comunicación: P. Watzlawick EEUU).
Nace superando el enfoque lineal asentado sobre la lógica de causa/efecto, por un enfoque multicausal haciendo hincapié en procesos. Campo emergente de la ciencia que estudia los sistemas holísticos; intenta desarrollar marcos lógicos matemáticos, de ingeniería, y filosofía, en los cuales los sistemas físicos, mentales, cognitivos, sociales, puedan ser estudiados. Define un modelo aplicable a sistemas vivos de toda índole señalando que un sistema es una agrupación de elementos en interacción dinámica organizados en función de un objetivo o propósito. Sus principios son:
• Totalidad: el todo es más que la suma de las partes, diferentes elementos que interactúan. Causalidad: múltiple, compleja y circular. Regulación: todo sistema se rige por leyes y principios que se organizan de determinadas maneras.
En la mesa, “leer de manera sistémica” posibilita a que nos “veamos” como una parte en el sistema partes y mediadores Atender al in betwen (el entremedio) entre cada uno de los elementos (partes y medidores) y conocer que un pequeño cambio en una de las partes, a nivel de ideas, de conducta o de percepción, cambia todo el sistema, abre paso a la resignificación del conflicto. A través de este entramado, construimos “los puntos de palanca” donde un cambio de mínimo esfuerzo, puede lograr el mejor resultado.
He desarrollado mi praxis profesional desde el enfoque sistémico. Desde allí, aportare otros saberes. Me despido hasta la próxima estación.


Claudia Sciú es licenciada en Psicología y mediadora.
Publicados en Comercio y Justicia (Córdoba, 19/04/18 y 26/04/18)

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